Esta expresión tan famosa (y ambigua) de Sócrates me viene al dedillo para intentar explicar lo que siento actualmente.
Allá por los años noventa andaba inmerso en un maravilloso mar de nuevos conocimientos llamado Instituto Padre Suárez con unos magníficos profesores, catedráticos casi o todos, y absorviendo cual esponja todo lo que entre aquellos muros se hablaba, definiéndome como persona para siempre.
Pasados dos o tres años, daba la impresión de saberlo ya casi todo lo importante que debía saber de este mundo. Matemáticas, física, química, latín inglés, lengua y literatura, geografía e historia, biología, geología, dibujo técnico, etc. Ya en el último curso del Instituto, llamado por aquel entonces Curso de Orientación Universitaria (C.O.U.) estaba convencido de que en mi cerebro no cabían más datos, si quería continuar en la universidad o lo que fuera que fuese a hacer, debía borrar algo de mi "disco duro" pues ya sabía "demasiado"...
Veinte años después tengo la impresión de ser más tonto que nunca, en el sentido de no saber nada. Parece como si se me hubiesen borrado accidentalmente un montón de neuronas. Hace poco cogí un libro de los que me gustaban de toda la vida, de los que uno presume de haberselo estudiado de "pé a pá" varias veces, y no tener ni pajolera idea de lo que allí decía. ¡Que perdido estaba!. Pensé "si tan poco recuerdo de esto, que era lo que mejor me sabía, ¿cómo estaré de lo demás?".
Así que me puse manos a la obra y retorné al pasado. He vuelto a leer (tampoco a estudiar, no hay que pasarse) los apuntes de bachiller. Empecé con el inglés, le siguió la geología, de la cual pasé a "limpio" dichos apuntes y contribuí con algo más, y espero publicar algún día esos valiosísimos apuntes de Don Luis Castellón, pedazo de profesor. Ahora estoy detrás de retomar la biología, y después vendrá la física y la química. Lo siento por las mates, historia y demás, pero tenemos que ir por partes y no tengo tiempo de más...jijiji
Me he centrado tanto en materias tan vacías de sentido y absurdas como el márketing, la publicidad, el branding (que no es otra cosa que ver cómo metérsela torcida a los consumidores con productos absurdos), que me he olvidado de cosas tan importantes como los árboles, las plantas, los minerales, los animales, la historia, o la literatura que nos rodea, respiramos y nos influyen de verdad, físicamente.
A quien lea esto, de verdad, no cometáis el mismo error que yo, y si lo hacéis o lo habéis hecho ya, un consejo de un tonto, ¡repasad!
Lo cierto es que al hacernos mayores vemos en perspectiva nuestra juventud, pero eso también implica una mayor humildad, humildad de la que quizás carecíamos tiempo atrás.
ResponderEliminarDe cualquier modo, aunque es bonito y satisfactorio ampliar o recuperar conocimientos sobre las ciencias y artes, sobre el mundo en general. Aunque es cierto que eso puede parecer más productivo y contribuir a una mejor realización personal que por ejemplo el marketing.... lo que de verdad resultaría útil hoy por hoy sería aprender a atracar bancos, con todo el complejo proceso que ello implica: asestar el golpe y llevarte un montón de billes sin dejar pruebas para que te pillen... y después a hacerse "rentista" y si acaso con tiempo libre por delante a matricularse de todas las carreras que gusten (eso y un buen número de viajes por el Caribe y esas cosas).
Pues no es mal plan , jijiji. Aunque también lo podemos hacer por lo legal, es decir, meternos a políticos que para el caso es igual. Te llevas la pasta, y a unas malas, si te cogen, no pasa nada.
Eliminar